El hombre salio de su refugio debajo del puente, algunas maderas improvisadas como paredes y techo cubiertas por un nailon negro permitía una provisoria e ilusoria cobertura contra el frió de la noche, que se filtraba impiadoso por todos lados; la noche había sido demasiado larga para su viejo cuerpo, le dolían todos los huesos y hasta el alma; algunos tragos de vino hacían olvidar al pobre hombre sus necesidades; hace mucho tiempo había perdido sus ultimas ilusiones; la vida se había tornado demasiado gris; encendido un cigarrillo y distraidamente cruzo la calle; otro vagabundo alcanzo a gritarle ¡¡¡Cuidado!!! pero el grito fue silenciado por el chirriar de frenos; quizás en su ultima visión pudo contemplar el amanecer que comenzaba a iluminar el cielo dejando una estela roja sobre el horizonte;al dia siguiente otro vagabundo ocupaba su colchoneta y bebía el ultimo sorbo de su botella; la vida sigue pensó el hombre y se quedo en silencio
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