Bastante distinto a varios políticos conocidos donde si dicen blanco, generalmente termina siendo negro, haciendo cada día perder más la credibilidad en la palabra.
Palabra que para nuestros mayores era prácticamente sagrada; si uno de nuestros abuelos daba la palabra era casi como un juramento.
Y más de uno solía decir sobre determinadas personas "Ese es un hombre de palabra" al referirse algún hombre con el cual en algún momento había contraído un compromiso y este cumplió con su palabra.
O tenía conocimiento que era un hombre cumplidor.
También era honorable la palabra dada por una mujer; pero las épocas cambiaron y aunque muchas personas siguen siendo confiables ya no es tan fácil que se cumpla con una promesa y menos si tiene vinculación con el dinero.